martes, 1 de septiembre de 2015

Cuándo decirle adiós al pañal?



Quién en su papel de madre o padre, no se ha hecho esta pregunta alguna vez? Yo me la hice unas cuantas veces, y al día de hoy me la hago a modo de reflexión. Quisiera compartir con vosotros mi trayectoria en este tema. Mi hijo tiene 4 años y medio. Hace aproximadamente 1 año que dejó el pañal. Al comenzar el curso de la guardería con 2 años y medio recién cumplidos ya empecé a notar que muchos de sus compañeritos no llevaban pañal. Durante el verano (y casi por tradición) muchos habían cumplido con el correspondiente ritual de despedida.

Esclava, aún, de la desconfianza, comencé a preocuparme por el tema, ya que no veía en mi hijo el más mínimo atisbo, interés o deseo de decirle adiós a su querido pañal. Me lancé a realizar, discretamente, una encuesta entre mis allegados sobre la edad en la que sus retoños habían dicho adiós al pañal. Curiosamente, casi todos, lo habían hecho entre los 2 y los 3 años, pero muchos coincidían en que habían dado señales de querer hacerlo desde mucho antes. Pues bien, mi ansiedad aumentaba, y conforme pasaba el tiempo, también los comentarios al respecto. Me llegaban recomendaciones y sugerencias hechas desde el más auténtico cariño, pero en una dirección totalmente opuesta a mi intuición materna. Desde hace unos cuantos años me distancié de ese tipo de crianza que reposa en teorías del aprendizaje de carácter conductista. Me causa un malestar profundo abordar temas como el sueño infantil, la alimentación, o el control de esfínteres con palabras como entrenamiento ("potty training" en este último caso). La posibilidad de premiar a mi hijo, material o emocionalmente, cada vez que fuera al baño o me dijera que quería hacer caca o pipi, me resultaba profundamente perturbador. Me resistía a "sentarlo" en el inodoro y/o orinal sin que me lo pidiera. Cómo se sentiría? Soy yo la que tengo que decirle cuándo tiene ganas de comer? o cuándo de hacer pipi o caca? Vale, está la respuesta de muchos, "es que si no le enseñas como va a aprender?" En serio? Si mis padres no me hubieran enseñado hacer caca y pipi en el wáter, me lo seguiría haciendo encima, incluso viendo que todos en casa utilizaban el inodoro con este fin y estando físicamente madura para controlar mi cuerpo? Por qué si la respuesta a esta pregunta cae por su propio peso, actuamos de forma contradictoria? Por qué forzamos este proceso? Porque es la idea que nos han vendido. Una creencia que surge para satisfacer las necesidades de un sistema cuyo principal interés es producir y tener disponibles a madres y padres para cumplir con dicho objetivo. Dónde van los niños pequeños mientras sus padres trabajan? A las guarderías y escuelas infantiles, donde en muchos casos el número de educadores se queda corto para atender las necesidades de estos pequeños o lo que es peor, donde el personal carece de la consciencia suficiente para satisfacer con amor y respeto dichas necesidades. Yo lo entiendo! Lo entiendo pero no lo comparto. Sobre todo no comparto que se antepongan las necesidades de los adultos (educadores, padres, madres) por encima de las de los niños y mucho menos en un "espacio de niños". Por comodidad, ni mía ni de sus educadores le iba a quitar el pañal a mi hijo cuando el aún no estaba listo para ello. Cuándo estuvo listo? Cuando me lo pidió! 

Me llama poderosamente la atención como el "rango de edad" en la que los niños aprenden a controlar esfínteres es de 2 a 3 años (avalado, incluso, por el personal pediátrico). Y como a aquellos niños que se escolarizan a los 3 y en centros educativos a mi modo de ver, poco respetuosos, les exigen que lleguen sin pañal. Supongo que no es casualidad que con un año de antelación se empiece a sugerir al niño ir al baño, decirle que pronto irá al cole de mayores y que los mayores ya no llevan pañal (y detrás de ello un sútil pero potente juicio que avergüenza al niño si no logra controlarlo o si un día se le escapa. Vale la pena generar en nuestros hijos esta ansiedad?). 

Mi hijo terminó su último año de guardería con pañal, aunque las educadoras tenían que hacer piruetas para cambiarlo porque ya no cabía en el cambiador, dicho por una de ellas. Me mantuve firme en el camino, y mucho más tranquila, gracias al apoyo de mi compañero del alma y los grupos de madres a los que pertencezco. Unos grupos maravillosos que me acompañan y me nutren en este camino de la maternidad consciente. Pues bien, cual no sería mi sorpresa cuando al hacer la misma encuesta en estos grupos (con familias de diferentes países) el rango de edad para el control del esfínteres oscilaba entre los 3, los 5 y 6 años y muchos de ellos hasta los 7 en relación con el control nocturno. Las experiencias del cambio se vivían con tranquilidad y naturalidad. Qué diferenciaba a este grupo del anterior? Pues bien, son familias que optan por la escolarización tardía, educan en familia, o llevan a sus hijos a proyectos educativos de educación libre y respetuosa. Al niño se le permite el tiempo necesario para dejarlo, respetando su ritmo, sus estrategias de aprendizaje, sus emociones al respecto, su curiosidad. Partiendo de esta información, me empoderé y lo más importante, escuché a mi hijo. Un día le pregunté "quieres ponerte pañal ó calzoncillo?" "Calzoncillo", me dijo. Se lo hacía encima. A la semana siguiente quería ir con pañal, lo respeté. Luego calzoncillo. En 4 meses controlaba su pipi y en 8 su caca. Mucho tiempo? Poco? Para ser honestos, al día de hoy, no me importa! Lo que me importa es que mi hijo es responsable de su proceso, lo ha hecho él solito. Por el camino, mamá y papá han "pecado" con vicios del pasado, sobre todo con "premios emocionales" como el "muy bien"; ante su dicha, y la nuestra era lo primero que se nos venía a la boca. Poco a poco hemos aprendido a manifestar nuestra alegría por sus conquistas de otra manera, al fin y al cabo son suyas y es importante que nosotros garanticemos que las sienta como tal. Durante 8 meses papá y mamá han estado lavando calzoncillos, asumiendo que este tipo de crianza con la cual resonamos en cuerpo y alma, supone respetar los procesos de nuestro hijo aunque ello signifique renunciar, por momentos, a nuestra comodidad. 

Qué importante es reflexionar sobre estas "verdades" a voces, verdades que sin darnos cuenta terminan convirtiéndose en parte de esos saberes que compartimos como sociedad y que guían nuestras acciones. Saberes que surgen de intereses lejanos a los nuestros pero que hacemos propios. Contemplemos con criterio toda la información que recibimos en relación a la crianza y educación de nuestros hijos, toda. Estemos atentos a lo que nuestros niños nos dicen, nos piden, y necesitan. Nuestros niños son únicos, sabios y auténticos. Son ellos nuestra mejor guía!

martes, 17 de marzo de 2015

Crianza Consciente y Respetuosa


Hace un par de meses en uno de los grupos de madres conscientes a los cuales pertenezco ("Un modelo de mamá"-facebook) se compartió el artículo que se aprecia en esta imagen. Aunque disto mucho de la postura de quien lo escribe y para ser sincera me removió hasta la última molécula de mi cuerpo, reconozco que resultó ser una oportunidad estupenda para dejar claro lo que en esta, cada vez más extendida, crianza consciente, respetuosa y con apego se entiende por acompañar el crecimiento de nuestros hijos de forma responsable.

A continuación comparto los comentarios de la creadora del grupo anteriormente mencionado (Marcela Angarita) en relación con el artículo de la Sra. Angela Marulanda, y los míos propios.

Comentarios de Marcela Angarita (madre unschooler quien practica la crianza consciente, respetuosa y con apego desde hace 7 años)

Voy a ir por partes!

"Hoy en día no queremos contrariar a los niños, no queremos traumatizarlos, no queremos verlos molestos, ni que sufran"

Pues claro que no!
Y por que vamos a querer hacerlo? Con que fin? Ya la vida se encarga de ponernos límites claros día tras día, como para que encima nosotros tengamos que ponerles más!
(En que cabeza cabe?)
Los límites que nos corresponden como padres conscientes que somos, son los que tienen que ver con el respeto (a sí mismo y hacia los demás) y aquellos que tienen que ver con la seguridad tanto física, como emocional; y esto hemos de hacerlo con amor y con respeto!

"No queremos verlos molestos o tristes"

Pues si está a mi alcance evitarlo, lo haré, pero si por el motivo que sea no puedo complacerle, pues le acompañaré en su tristeza y le diré que es normal sentirla y sano expresarla, y que yo estaré para consolarlo y escucharlo porque ese esa es mi tarea! 

"Es urgente que nos preguntemos como es que nuestros hijos van a desarrollar cualidades de autocontrol, la paciencia, o la capacidad de lucha que se necesita para superar las experiencias difíciles y los retos que enfrentarán en la vida?" 

Pues cubriendo desde muy pequeños sus necesidades más básicas y de afecto, para que desarrollen una sana y fuerte autoestima. También escuchándolos y acompañándolos en sus rabietas y hablándoles y explicándoles lo que podrían estar sintiendo! Mejor dicho, dándoles apoyo y educación emocional, permitiéndoles que desarrollen herramientas de gestión emocional desde el ejemplo!

"Como van a aprender la relación esencial que existe entre el esfuerzo y el logro, entre la perseverancia y la consecución de las metas, entre la lucha y la satisfacción?"

Respetando sus procesos naturales, por ejemplo. Los niños ya vienen con eso (con una motivación intrínseca que es la que les lleva a crecer y aprender) o acaso Ud no ha visto el esfuerzo que hace un bebé (si se le permite desarrollarse libremente) para alcanzar un juguete? Es la misma motivación que lo lleva a hacer el esfuerzo para que luego gatee, la misma motivación que le lleva a caminar y luego a hablar, para poder expresarse, o Ud cree que eso se enseña y que se enseña a través de la exigencia? Ud cree que es necesario exigirles o empujarlos porque de lo contrario el bebé humano se quedaría toda la vida tumbado esperando a que le traigan todo mientras ve plácidamente la tele? Pues no es el caso. El ser humano trae una gran motivación intrínseca por crecer, por adaptarse, por independizarse, por ser AUTÓNOMO, por superarse y por sobrevivir! Estas cualidades permanecen intactas si conocemos y respetamos sus procesos naturales, creciendo en un ambiente amoroso y respetuoso para que puedan seguir aflorando!

Igual pasa cuando les acompañamos en sus intereses y pasiones, si no les dirigimos ni proyectamos nuestras expectativas sobre ellos, ellos seguirán conectados con ellos mismos y con esa fuerza y motivación intrínseca que los lleva a conocer a fondo todos los temas que quieran conocer! 

Yo que educo en casa lo veo a diario con mi hija, nunca he tenido que exigirle nada para que ella sepa lo que es el esfuerzo. Ella se pone solita a hacer lo que decide que quiere aprender, y se esfuerza día a día sin ninguna motivación externa. Ahora mismo esta muy decidida a coser y pasa horas haciéndolo por que quiere hacerlo mejor cada vez (superarse a sí misma). Igual lo hace con el diseño, la pintura, la gimnasia artística y rítmica, con ballet, con patinaje en el hielo, con los números, con las letras y con TODO lo que le interesa aprender!

También se esfuerza cada día en ser mas independiente y autónoma, haciéndose de comer, en su higiene diaria y en todo lo que tiene que ver con su bienestar y cuidado!

"Como se las van a arreglar para superar los problemas, las pérdidas, o las privaciones, si no les permitimos experimentarlas?"

Pues muy fácil, ayudándoles a desarrollar estas 3 inteligencias: la intra personal, la interpersonal y la emocional (Howard Gardner), pero sobretodo permitiéndole que vea como lo gestionamos nosotros. Resumiendo, con nuestro EJEMPLO!

"La vida cotidiana nos ofrece cientos de oportunidades para enseñarles grandes lecciones a los hijos!"

En eso estoy de acuerdo. Es precisamente, en esos momentos en los que vamos a mostrarles nuestra capacidad para resolver los conflictos, nuestra capacidad de empatía, de escucha, de resiliencia. No es muy coherente exigirles a los niños, lo que nosotros como adultos no somos capaces de SER y mucho menos si no les hemos dado las herramientas necesarias para desarrollar estas habilidades.

"Les enseñamos a los hijos a auto controlarse cuando les exigimos que colaboren, se moderen, y se incomoden por desagradable que les parezca"

Permítame que discrepe, pero la exigencia NO enseña, mientras que el ejemplo arrastra! La exigencia se crea y se hace uso de ella, cuando existe entre el niño y el adulto, una relación de desconexión total. Personalmente, prefiero hablar de necesidades, de valores y de principios!

Y aquí paro por que sino quizás me repito!

Estoy de acuerdo con todo lo que han dicho mis compañeros del grupo, estaría bien que la persona que escribió este artículo reinventara su postura. Esas "estrategias" como la exigencia, no entra en el vocabulario de un adulto que conoce las necesidades emocionales de un niño y que confía en la capacidad del ser humano! Está claro que habla desde el antiguo paradigma!

Mis comentarios

Marcela estoy de acuerdo contigo....yo también siento que es un artículo escrito desde un paradigma antigüo, una postura sobre la crianza totalmente adultocentrista. Está claro que ningún extremo es bueno pero también está claro que la crianza de la que hablamos en este grupo se mueve dentro de la polaridad del ser humano y por la complejidad que esto implica requiere de una buena dosis de consciencia por parte del adulto. Ahora bien, creo que también somos reiterativas en la importancia de permitirles a los niños manifestar sus emociones, y acompañarles respetuosamente en todas ellas, para que se sientan seguros, amados y aceptados. Creo que es legítimo que un padre no quiera que su hijo sufra o "se incomode", someterle deliberadamente a ello, me parece cruel. La vida ofrece un ramillete de oportunidades para que nuestros hijos experimenten este tipo de emociones no placenteras (yo personalmente creo que el dolor es inevitable, mientras que el sufrimiento depende de nuestra manera de asumir dicho dolor), desde pequeñitos, cuando no quieren dejar un juego, cuando no se quieren ir de un lugar, cuando quieren llevarse algo consigo, en fin. Como padres debemos acompañarles en su malestar para que se sientan sostenidos y que su sistema límbico registre esta experiencia de forma positiva, así posiblemente en un futuro cuando su neocortex esté debidamente desarrollado pueda integrarlo a una nueva experiencia y gestionar el dolor, la frustración, etc....de forma constructiva. Qué mejor forma de que nuestro hijo aprenda cosas como la gestión emocional (la palabra autocontrol no me gusta, me recuerda un poco al concepto de represión emocional de Freud) y la paciencia que con un padre que es paciente y capaz de gestionar sus necesidades de adulto y de su niño interior para que no interfieran en la satisfacción de las de su hijo?

Yo creo que privar deliberadamente a tu hijo de satisfacer sus necesidades (ojo a veces no se puede y entonces es importante encontrar una alternativa donde posteriormente se vean satisfechas. Si suele ser un deseo el niño no es tan reiterativo y contundente en su solicitud como cuando se trata de una necesidad verdadera) porque "el mundo es un lugar difícil y competitivo, cruel y duro" y debe aprender cuanto antes a sortear las situaciones a las que se verá sometido, es llevar a nuestros hijos a que se construyan desde la carencia. Eso de "dar poco y exigir mucho" siento que es un caldo de cultivo para futuros adultos que buscan la satisfacción de sus necesidades no satisfechas en el trabajo compulsivo, la consecución de cosas, dinero, el alcohol, las drogas, el sexo, el juego, etc....una y otra vez. Como alguna vez comentaba Yvonne Laborda, son adultos que muchas veces llegan a asumir un comportamiento adictivo porque como su necesidad no es de ahora si no de su niño herido, es una necesidad que no se logra ver satisfecha en el ahora ya que corresponde a su infancia. Por otro lado, educar a tu hijo con esta visión del mundo, que al fin de cuentas es la visión particular de ese adulto (tal vez la visión del mundo de un niño herido silenciado y olvidado) me parece triste y limitante.

Yo pienso que mi función como madre es acompañar a mi hijo con amor y respeto para que sea quien ha venido a ser. "Formarlos para que aprendan lo que está bien y lo que está mal", pues no lo comparto. Yo quiero brindarle una educación que le permita pensar y sentir por sí mismo. Alguna vez leía algo en un libro de Alfie Kohn ("Unconditional Parenting") con lo que resoné muchísimo y le di vueltas en mi cabeza unos cuantos días por lo revelador de sus palabras. El decía que como padres debemos educar a nuestros hijos para que sean fieles a sí mismos y estar preparados para que en un futuro pueda ser que adopten valores que no son los nuestros. Mi pareja y yo lo tenemos claro, educamos desde el ejemplo, pero por encima de todo queremos que nuestro hijo defienda lo que piensa y siente, aunque nos resulte incómodo. Este autor contaba la anécdota de una terapeuta a la cual le llegan unos padres muy preocupados porque su hija adolescente ya no es "la niña buena que era" y la terapeuta les dice: "es la misma, sólo que ahora le hace caso a alguien diferente a vosotros".

"Amarlos lo suficiente como para tener presente que todo lo que les obligue a esforzarse, sacrificarse o moderarse no los hará infelices, si no que por el contrario, les ayudará a desarrollar las cualidades que le ayudarán a triunfar en la vida"

Eso de "esforzarse, sacrificarse y moderarse", todo junto me suena a CONFORMARSE. Es como lo recibo yo, no digo que sea la intención de quien lo escribe. En mi opinión, cuando un ser humano está es su Elemento (según palabras de Ken Robinson), hace lo que le gusta, es fiel a su motivación, a sus intereses, los persigue, invierte su corazón, su mente y su tiempo en ello, dicha inversión no la vive como un esfuerzo o un sacrificio. Pero para llegar a esto, se requiere libertad, respeto, en esta cultura yo diría que una buena dosis de valentía y permitir que nuestros hijos dictaminen lo que para ellos significa "triunfar en la vida".

Espero de corazón, que estas palabras os permitan resonar, como padres o simplemente como adultos interesados en crecer. Mi deseo no es que compartáis mi postura o la de Marcela, mi deseo profundo es crear inquietud frente a temas que parecen inamovibles e incluso incuestionables, y que sin embargo dejan una huella profunda en nuestra construcción como seres humanos.

Marcela, mil gracias por tu valiosa colaboración en este artículo!






domingo, 25 de enero de 2015

En Tierra Fértil


A finales del año pasado, mi hijo y yo estuvimos 2 meses en Colombia visitando a la familia y los amigos. Antes de viajar preparé una caja con numerosas y diversas actividades, todas ellas lúdicas, para ofrecerle a Tomás durante nuestros días de estancia. Revisé unos cuantos blogs de mamás homeschoolers, apliqué ideas compartidas en diferentes comunidades de educación en casa, imprimí, recorté y plastifiqué. Me subí a ese avión preparadísima e ilusionada. Estaba "lista" para iniciar mi camino como madre homeschooler! 

Llegamos a la "tierra de mamá", nos instalamos en casa de la abuela y Tomás descubrió que lo que menos le apetecía era estar en casa con mamá jugando con esas cositas que con tanto esmero e ilusión había hecho. Estaba en un lugar donde la temperatura es cálida, con un verde exuberante, con ruido y niños de diferentes edades desde tempranas horas de la mañana, con vecinos que abrían la puerta a la par que salía el sol, con la vida que transcurría fuera (en todos los sentidos). Su curiosidad y entusiasmo por vivir aquello de la única manera que los niños saben hacerlo, totalmente presente y a plenitud, fue más fuerte que responder a las expectativas de mamá y hacerla sentir orgullosa por todo el trabajo realizado. Mi primera reacción fue de frustración, de desconcierto, me sentí un poco perdida. Le había observado atentamente por espacio de varios meses, había identificado sus gustos e intereses para elegir aquello con lo que podía conectar, todo ese tiempo y esa ilusión no habían dado fruto. Y entonces, respiré y volví a respirar; y dirigí todas esas preguntas hacia mi interior. Primera reflexión, no es trabajo de mi hijo hacerme sentir orgullosa, esa necesidad reside en mi ego y soy yo la que debe velar por su bienestar y madurez, no mi hijo. Segunda reflexión, mantener las expectativas a raya habiendo tenido la educación que hemos tenido y mamado de la cultura en la que hemos crecido, cuesta una barbaridad. Está claro que este camino de cambio y de consciencia a penas está comenzando, es difícil, requiere de un esfuerzo importante, pero vale la pena. Vale tanto la pena, que mi hijo fue totalmente fiel a sí mismo, a su curiosidad, a sus emociones. Me lo dejó claro con una contundencia tal que no puedo más que sentir admiración por ese ser auténtico.

Todas estas reflexiones trajeron consigo unos cuantos aprendizajes y uno que otro regalo. Aprendí que para estar "lista" como madre homeschooler, lo primero que necesito echar en "mi caja" es una buena dosis de flexibilidad y respeto. Debo entender y aceptar, consciente e inconscientemente, que proponer es ofrecer sin ningún tipo de exigencia. Hace poco, en una formación que estoy haciendo sobre Pedagogía No Directiva, nos recordaban la raíz etimológica de la palabra RESPETO, y debo confesar que me enamoré de su significado: "Mirar de nuevo". Si es cierto que fui muy aplicada observando a mi hijo y eligiendo aquello que le pudiera interesar, pero se me olvidó que mi hijo es un ser autónomo, inquieto, ávido explorador que fluye constantemente. En mi afán de conocerle y en mi necesidad de sentirme segura ante este nuevo reto de educar en casa me olvidé de este "pequeño" detalle. Respeta a tu hijo, déjate sorprender con sus descubrimientos, disfrútalos, acompáñale con alma, cuerpo y mente en su caminar. Tomás no necesita una madre con un catálogo de actividades para que no se aburra y aprenda. OJO! Yo creo que mi hijo necesita que le "mire de nuevo" cada día. El catálogo lo necesito yo para sentirme segura, segura de que le brindo el estímulo suficiente, segura de que soy una madre que acompaña activamente. Pero hay que tener cuidado porque si mi objetivo es acompañarle, entonces debo asegurarle un espacio en el que pueda ser quien realmente quiere ser (con sus intereses, sus necesidades, etc...) y no quien yo, consciente o inconscientemente, deseo que sea.

Aprendí y recordé también, que cuando se viaja, el lugar al que llegas te brinda el estímulo necesario para aprender cada día. Si viajas con los ojos de un niño (gracias mi querido Tomás por ese maravilloso regalo) cada día es un placer para los sentidos. Tengo la sensación de haber experimentado los olores, los sabores, los paisajes, la gente con una intensidad diferente. Aceptar que mi hijo estaba fluyendo en otra frecuencia, me permitió conectar con él y conectar con una "olvidada" manera de vivir "mi tierra". Gracias hijo de mi alma por permitirme vivir con los ojos abiertos.