lunes, 5 de mayo de 2014

Encuentro de Primavera ALE - 2014

El pasado mes de abril mi familia y yo asistimos al encuentro de familias (17 al 20) que organizaba ALE (Asociación para la Libre Educación) en la Sierra Norte de Guadalajara (España). El pueblo en el que se encuentra este hermoso Camping juvenil es Condemios de Arriba. Según mis investigaciones por la red, este maravilloso lugar está a sólo 15 km del Parque natural del Hayedo de Tejera Negra . Supongo que tal cercanía era lo que hacía que este lugar rebosara encanto, tranquilidad y vida. Un verdadero refugio natural para desconectar y recibir con el corazón y mente abierta todo lo que ese fin de semana tenía para ofrecernos.



Teníamos muchas expectativas al respecto. Era nuestro primer encuentro masivo con familias que, como nosotros, han optado por educar a sus hijos sin escuela. Los títulos de las ponencias ya nos daban pistas de la calidad de las discusiones que se llevarían a cabo, sin embargo, nos hacía muchísima ilusión el contacto cercano con cada uno de estos padres y niños en ambientes menos formales que el de las conferencias. Queríamos compartir el día a día con ellos. La cabaña la compartimos con una familia de Valencia, Christopher y Marie (él estadounidense y ella irlandesa) y sus hijos Ryan (3 años y medio) y Eli (1 año y medio). Una familia entrañable, su trato cálido y generoso. Con un interés genuino por conectar y compartir intereses, experiencias y planes. Nuestro hijo Tomás, estaba fascinado de que todos compartiéramos ese espacio. Al principio hubo algo de roce entre Ryan y él (son pequeños y están en su proceso de entender lo que implica compartir) pero para la tarde del sábado se perseguían jugando, disfrutaban con el padre del otro sin celos de por medio y compartían numerosas carcajadas. Gracias familia McMillan, hope to see you soon!

Tomás, Ryan y Eli decidiendo quién tocaba la guitarra primero!

Por las condiciones del lugar fue sencillo dejar a nuestro hijo campar a sus anchas. Era un ambiente seguro, lleno de estímulos de todo tipo, humano, material y natural. Nuestro hijo carece de aquello que nosotros los adultos un poco más instruídos y viciados por los convencionalismos sociales, llamamos vergüenza. Lo admito, su padre mucho más relajado que yo en ese tema, pero yo en mi proceso de crecimiento personal (en el que me he propuesto interferir menos y dejarle ser), contenida, haciéndome a un lado, para que él pudiera descubrir libremente. Lo recomiendo! Qué dicha verle tan autónomo, tan suelto, tan capaz. La mayoría de adultos, por no decir que todos, eran muy abiertos y relajados. Las puertas de las cabañas estaban abiertas, todo el mundo se veía muy dispuesto a conocer y acoger al de al lado. Había familias que se reencontraban. Nuestro hijo, donde oía niños entraba. En 1 minuto ya estaban jugando dentro de las cabañas, saliendo y entrando, corriendo, escondiéndose, bullicio total. Qué interacciones más intensas y ninguno parecía importarle no conocer al otro de nada. Lo reconozco me cautivó tanta espontaneidad. Otro día, mientras salía del baño se topó con una nena mucho mayor que él. Esta nena solía jugar muy concentrada a encestar la pelota en el aro. Mi hijo vio la pelota y se le fueron los ojos. Ella no le importó interrumpir su juego y con una dulzura conmovedora le acarició la cara a mi hijo y le ofreció la pelota para que jugara. A mi esposo y a mi nos encantó ver estos ejemplos de interacción a diario. Los mayores interactuaban con total naturalidad con niños de otras edades, los invitaban a sus juegos, negociaban juguetes, eran empáticos y respetuosos. Está claro que había roces entre los más pequeños, aquellos que aún les es difícil compartir (el mío el primero) pero la mayoría de las veces niños y padres lo gestionaban con mucha tranquilidad.

 Tomás llevando sus pertenencias a la cabaña!

Ronda de juegos en la tarde...todos con todos! 

La nena que acogió a Tomás con dulzura para jugar a encestar!

Tomás hipnotizado escuchando a esta madre inglesa tocar la guitarra después de comer!

Otra cosa que llamó poderosamente mi atención fue la receptividad de los adultos frente a los niños. Todas las actividades, incluso aquellas organizadas por y para adultos, acogían a los niños con total respeto. No existía el niño que incordiaba, ni el que interrumpía, simplemente el niño que expresaba alguna necesidad y buscaba que el adulto le ayudase a satisfacerla. Qué cambio de perspectiva tan interesante!

Una de las ponentes del proyecto:"Escuelas para un nuevo mundo" dejando que Tomás tocara el tambor durante una de las actividades de su ponencia!



  Yoga en familia:
Padres y niños haciendo figuras de yoga con nombres de animales, todos ellos, parte de una historia que contaba la instructora.


En estos 4 días recargamos pilas, como familia y como padres. La energía de la naturaleza nos puso en sintonía con nuestros proyectos, con nuestro espíritu y con nuestras emociones. Tuvimos momentos de soledad bastante estimulantes en los que nos re-encontramos como familia y con nosotros mismos. Las ponencias nos dejaban abiertos a reflexionar con profundidad, a compartir con otros, a mirar hacia nosotros mismos, re-encontrarnos con nuestro ser adulto y niño y conectar de nuevo con todo lo que había fuera. Fue un viaje, en mucho sentidos y niveles, maravilloso!







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